Queremos que nuestros niños colaboren y formen comunidad desde pequeños, que se sientan valorados y tomen conciencia de la importancia de sus actividades. Con "el ciclo de la ropa" podemos repasar una serie de estos puntos, y de paso claro, enseñarles que es un ciclo.
En el Chile de hoy han cambiado muchas cosas, las mujeres estamos más tiempo fuera de la casa, los padres se involucran más en las actividades del hogar, los niños pasan más tiempo frente a las pantallas y las familias cuentan cada vez con menos horas de nana en la casa (en la mayoría de las casas no hay nana). Por esto hoy les propongo una manera de enseñar a nuestros hijos la importancia y beneficios de un trabajo mancomunado, y cómo todo lo que hacemos, o dejamos de hacer, afecta el funcionamiento completo de un proceso.
Damos por sentado que nos tenemos que vestir al comienzo del día con ropa limpia y planchada, la cual sacamos del cajón, y a la noche nos cambiamos ya sucia para dormir; al día siguiente iteramos. Pero esto tan simple es, en verdad, un proceso inacabable en la vida y lo podemos desglosar en pasos que se repiten (he aquí un ciclo):
Por simplificar el debate, dejamos fuera a los calcetines que tienen un subproceso particular más entrópico.
En muchos casos, es una única persona quien se encarga de los pasos 1 al 6, cada uno hace el 7, y luego el mismo de los pasos anteriores continúa hasta el paso 10. Lo interesante es que al redistribuir las funciones de modo que toda la familia pueda participar en los distintos pasos, involucramos a cada integrante según sus posiblidades, tomamos conciencia de que somos parte importante de una actividad cotidiana, y que cada detalle es súper relevante (el lavado completo se echa a perder cuando descubrimos el pañuelo desechable desintegrado que se fue en un bolsillo, ¿o no?).
Así que todos invitados a participar, empoderar a nuestros niños con responsabilidades a su alcance, a derribar estereotipos de género, y tener un mejor tiempo de calidad juntos.
Esto también es aprender feliz jugando